lunes, 15 de agosto de 2011

Aniversario

A la una de la mañana mi mamá dijo "Hoy cumplimos doce años de vivir aquí". Los demás nos miramos como si no hubiéramos entendido. Pero es cierto, un 15 de Agosto de hace ya muchos años llegamos a esta casa. Recuerdo perfectamente lo que sentí las tres semanas antes de mudarnos, sentía tristeza por lo que dejaba atrás, sentía rencor hacia mis padres por arrebatarme lo que yo más quería, sentía miedo por lo que me esperaba en ese entonces nuevo lugar. Pero no había marcha atrás.

Mi padre obtuvo el crédito para la casa un año antes de que nos mudáramos. Vivíamos con mis abuelos maternos y en ese año nos dedicamos a hacerle pequeños arreglos al que sería nuestro nuevo hogar, en lo que mi hermana y yo terminábamos el curso escolar. Yo tenía diez años e iba en mi quinto año de primaria, tenía amigos a los que no quería dejar, una maestra a la que recordé los años siguientes por problemas que tuve en mi nueva escuela, tenía también una vida que me gustaba mucho. Escribiendo esto se me viene el tornado de emociones y recuerdos sobre esa época. Lo que más me gustaba de ese año es que había sido elegida para la escolta, si mal no recuerdo eran cuatro chicos y una chica (yo). La mayoría de esos chicos me agradaba, eran mis amigos y para mi era un sueño hecho realidad. Ensayé las últimas semanas del curso pero yo ya no estaría en esa escuela para sexto año, al final tuve que irme y fue una de las tantas cosas que odié al venir aquí.

Llegué a este lugar y sentí mucho temor. De las personas, de lo que me esperaba, del lugar mismo. Los primeros meses fueron difíciles, claro. Nunca es fácil adaptarse a situaciones asi, pero lo intentamos. Pero para mi lo más complicado fue la escuela. Tenía mucho miedo de ser la nueva, pero el primer día en sexto grado no estuvo tan mal aunque llovió y salí del edificio hora y media más tarde de lo normal. Aún recuerdo con odio y orgullo al que fue mi maestro ese año. El había sido el maestro de quinto año, por lo tanto ya conocía al grupo, los raros éramos los siete nuevos. Ese maestro me hizo el año imposible, cada cosa que yo hacía él lo tachaba, se burlaba y decía que mi promedio de 9.2 era una farsa, que mi anterior maestra me había regalado la calificación y que no quería a gente retrasada en su grupo. Reprobé Matemáticas al volverme insegura por sus palabras y ofensas, pero lo superé, logré subir y demostrarle que sus ofensas no me iban a detener, todo lo contrario... y así salí de sexto con un promedio de 9.2, igual que el anterior.

Podría pasarme aquí toda la eternidad contando lo que ha sido relevante desde que llegué a este lugar. Pero no tiene caso, no quiero llorar xD... la cuestión es que estos doce años se pasaron volando. Son demasiadas cosas las que hemos pasado mi familia y yo, tantos problemas y carencias que hemos tenido que afrontar pero gracias a Dios aquí seguimos, de pie, esperando el siguiente obstáculo que nos hará más fuerte y unidos.

No somos la mejor familia del mundo, tal vez todo lo contrario, pero nuestro mayor logro es haber hecho de este lugar para nosotros el mejor lugar para vivir... nuestro propio hogar.

sábado, 6 de agosto de 2011

Mujer

No me gusta mi vida, la vida que no estoy disfrutando al máximo, la que me hace estresarme, la que me hace cometer errores, la que estoy mirando como si fue una extraña. Pero la que a pesar de todo, tengo miedo de cambiar.

Tengo miedo de ser como esas mujeres que por querer sentirse bien y libres terminan mandando a su familia, amigos y amores al demonio, que terminan abandonando un mundo que no pueden enfrentar. ¿Ir a terapia? A que me digan “Eres una mujer fuerte, decidida, capaz de realizar lo que te propongas y no necesitas de nadie para ser quien debes ser”. No, no quiero ser una mujer fuerte e independiente que para encontrar su equilibrio se aleja de la persona que ama para emprender su vida y después, años después, vuelve a buscarle como si el tiempo no hubiera pasado, porque ya vivió el mundo y se dio cuenta que quiere estar a su lado, y de pronto ¡zas! Esa persona ya está con alguien más, alguien que es capaz de renunciar a su libertad si puede vivir una libertad interior y un apasionado amor. Esa es la mujer por la que yo votaría, la que se queda aunque tenga un lio en su cabeza porque no renuncia, vive lo que le tocó vivir y se esfuerza día a día por buscar su paz interior; no una mujer que esté llena de viajes, conocidos y cosas materiales. ¿De qué sirve que una mujer se vaya a buscar aventura y gozar de libertad si cuando regresa al lugar del que se fue le asaltan los miedos y los recuerdos que dejó?

Sin embargo, la que se queda es la mujer que sufre, la que comete errores, la que si llega a sonreír es porque de verdad está contenta, la que está estresada y frustrada por la vida que lleva, pero la que sin duda buscará su felicidad a cada paso que dé. Esa es la mujer que quiero ser, la que conviva con sus problemas, la que esté estresada, la que oculta sus deseos, pero sin duda la que tiene una fortaleza de hierro, la que más amará porque sabrá valorar el amor que reciba y lo corresponderá con creces, la que buscará cada uno de sus días dormirse con una sonrisa en los labios. La que sin importar sus problemas, siempre tendrá tiempo para ayudar a quien lo necesite, la que hará todo cuanto esté en sus manos para que las personas a su alrededor sean aún más felices que ella.

Esa mujer quiero ser yo. La que hará que su vida valga cada día.