sábado, 6 de agosto de 2011

Mujer

No me gusta mi vida, la vida que no estoy disfrutando al máximo, la que me hace estresarme, la que me hace cometer errores, la que estoy mirando como si fue una extraña. Pero la que a pesar de todo, tengo miedo de cambiar.

Tengo miedo de ser como esas mujeres que por querer sentirse bien y libres terminan mandando a su familia, amigos y amores al demonio, que terminan abandonando un mundo que no pueden enfrentar. ¿Ir a terapia? A que me digan “Eres una mujer fuerte, decidida, capaz de realizar lo que te propongas y no necesitas de nadie para ser quien debes ser”. No, no quiero ser una mujer fuerte e independiente que para encontrar su equilibrio se aleja de la persona que ama para emprender su vida y después, años después, vuelve a buscarle como si el tiempo no hubiera pasado, porque ya vivió el mundo y se dio cuenta que quiere estar a su lado, y de pronto ¡zas! Esa persona ya está con alguien más, alguien que es capaz de renunciar a su libertad si puede vivir una libertad interior y un apasionado amor. Esa es la mujer por la que yo votaría, la que se queda aunque tenga un lio en su cabeza porque no renuncia, vive lo que le tocó vivir y se esfuerza día a día por buscar su paz interior; no una mujer que esté llena de viajes, conocidos y cosas materiales. ¿De qué sirve que una mujer se vaya a buscar aventura y gozar de libertad si cuando regresa al lugar del que se fue le asaltan los miedos y los recuerdos que dejó?

Sin embargo, la que se queda es la mujer que sufre, la que comete errores, la que si llega a sonreír es porque de verdad está contenta, la que está estresada y frustrada por la vida que lleva, pero la que sin duda buscará su felicidad a cada paso que dé. Esa es la mujer que quiero ser, la que conviva con sus problemas, la que esté estresada, la que oculta sus deseos, pero sin duda la que tiene una fortaleza de hierro, la que más amará porque sabrá valorar el amor que reciba y lo corresponderá con creces, la que buscará cada uno de sus días dormirse con una sonrisa en los labios. La que sin importar sus problemas, siempre tendrá tiempo para ayudar a quien lo necesite, la que hará todo cuanto esté en sus manos para que las personas a su alrededor sean aún más felices que ella.

Esa mujer quiero ser yo. La que hará que su vida valga cada día.

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