Según la definición, santuario es aquel lugar valioso e importante para una persona; pero ¿qué pasa si no se tiene un lugar así pero si se necesita desesperadamente?
Yo no había necesitado un santuario, y jamás lo he tenido de cualquiera manera, pero siempre llega ese momento en que las situaciones me superan, que sin importar dónde esté, no tengo un espacio para mi, y es cuando el estrés, tristeza, y ansiedad invaden mi ser.
Estar en una casa y no sentirla tu hogar puede cambiar incluso el humor.
Yo, aquí, no tengo un espacio para mi, pero yo tenía algo que valía más: un buen libro, música en todo momento, una agradable compañía en las noches y siempre el saludo de una gran amiga.
Quizá para cualquier persona eso le sea insignificante, pero no para mi; todo eso me hacía sonreír, me daba fuerzas para enfrentar el día siguiente, para no sentirme sola y decirme en la mañana "hoy no te vencerán". Me hacía feliz.
De cierta manera me hice dependiente a ello, la música y la lectura en grandes dosis, libraba a las personas de mi alrededor de ser agredidas por mi mal carácter; así como pasaba de ser buena a mala, así podía cambiar de lo malo a lo bueno, y era una forma de controlarme. Si, muy dependiente me hice.
Ahora, ya no lo tengo en la misma cantidad; no he escuchado música desde hace una semana, al igual dejé el libro inconcluso, y, desgraciadamente, me hizo sentir débil. ¿Qué hago entonces? Si me despierto y no logro ubicarme, si siento que el día va pasando y yo no tengo nada.
Crear un santuario interior, uno que sin importar a dónde vaya, quién me rodee, o como me encuentre.. nadie me podrá quitar. Uno que me ayude en vez de destruirme.
Ojalá supiera cómo...
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